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En Colombia, cada fin de año inicia uno de los debates económicos más importantes: el aumento del salario mínimo. Aunque este ajuste busca mejorar el poder adquisitivo de las personas, su impacto va mucho más allá de la economía individual.
El incremento del salario mínimo no solo influye en el consumo y el empleo; también afecta los costos de construcción, los precios de la vivienda, la capacidad de compra de los hogares y hasta la dinámica del mercado de arriendo. Este efecto se extiende a todos los actores del sector: compradores, vendedores, constructores, inversionistas y arrendatarios.

En el mercado inmobiliario colombiano se está viviendo un cambio significativo; actualmente, más del 70 % de la demanda se concentra en vivienda usada y arriendo. Este fenómeno no es casual; factores como las altas tasas de interés de los créditos hipotecarios, la ubicación en zonas consolidadas y la posibilidad de entrega inmediata han impulsado la preferencia por estos espacios. Además, estas viviendas no solo son más buscadas, sino que también están valorizándose de manera notable: En 2025, su crecimiento promedio alcanzó el 9.7 %, según reportes de Valora Analitik.

Hoy las familias ya no son tan numerosas como antes. En ciudades como Bogotá y Medellín, cada vez más personas viven solas, en pareja o acompañadas de su mascota. Esta dinámica está cambiando lo que se entiende por “vivienda ideal” y está abriendo espacio a unidades más pequeñas, bien ubicadas, modernas y funcionales

En la búsqueda de vivienda en Colombia, los hábitos de los consumidores han cambiado radicalmente. Actualmente, la mayoría de las personas inicia su proceso de compra o arriendo en línea, comparando precios, ubicaciones y características. La digitalización ha transformado la manera en que exploramos opciones, investigamos barrios, analizamos costos y evaluamos oportunidades de inversión. Sin embargo, aunque los canales digitales hacen que la información esté al alcance de todos, también representan un reto para las inmobiliarias: adaptarnos a las expectativas de los clientes, ofrecer información precisa y brindar un acompañamiento personalizado. En este escenario, nuestra labor como inmobiliaria no solo consiste en mostrar propiedades, sino en entender las necesidades de cada cliente y guiarlo de manera segura y confiable.